Esta semana hemos conocido que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha condenado a España por no proteger sus aguas de la contaminación por nitratos procedentes de la agricultura y la ganadería. En DATADISTA ha sido ver, negro sobre blanco, el resultado de una realidad que llevamos ocho años investigando y contando.
La sentencia ha tenido que recordarle a España que se trata de “proteger la salud humana, los recursos vivos y los ecosistemas acuáticos”, por ese orden. A partir de determinados niveles de contaminación (establecidos actualmente en 50 mg por litro) el agua contaminada con nitratos es un riesgo para la salud. Además de otros efectos, la transformación de los nitratos en nitritos puede provocar metahemoglobinemia, que es la concentración de metahemoglobina en sangre y la dificultad para transportar el oxígeno a los tejidos, con especial riesgo en los menores de 6 meses.
Permitir que el problema de la contaminación por nitratos se haya ido extendiendo y aumentando cada vez en más masas ha hecho que, agua que se destinaba al consumo humano en numerosos puntos de este país haya dejado de ser potable, obligando a buscar fuentes alternativas, a invertir en desnitrificarla o directamente a repartir agua embotellada; ha provocado desastres medioambientales como la eutrofización del Mar Menor y afectado a ecosistemas por toda la geografía del país.
La noticia de la sentencia de Europa nos ha pillado en Florencia (Italia), donde nos han invitado para hablar de nuestro trabajo sobre la ganadería intensiva, su efecto en las masas de agua y cómo ha llegado a contaminar el agua del grifo. Participar en el Festival Voices de periodismo europeo y alfabetización mediática para explicar cómo desarrollamos nuestra investigación "El oscuro rastro en el agua del negocio de la carne barata", gracias al apoyo del JournalismFund ha sido una gran experiencia que nos llena de orgullo.
Además, como cada semana, te contamos las novedades en las reservas de agua de nuestro país después de dos semanas de lluvias. ¿Cómo estamos respecto a la media de los últimos cinco años? ¿Qué cuencas están peor?
Arrancamos.
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea condena a España por la contaminación de los nitratos de origen agrario
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha condenado a España por no proteger sus aguas de la contaminación por nitratos procedentes de la agricultura y la ganadería. Este proceso comenzó en 2018, cuando la Comisión Europea envió a España una carta de emplazamiento para que resolviera el problema. En 2020, la Comisión dictó un dictamen motivado antes de remitir la denuncia al Tribunal.
En este mapa puedes ver la última actualización de las zonas vulnerables a nitratos, publicada en 2023, y los puntos donde se han detectado nitratos procedentes de fuentes agrarias por encima del límite establecido por la normativa, publicada en 2022. El límite de nitratos para aguas superficiales es de 25 mg/l y de 37,5 mg/l para aguas subterráneas. En el agua de consumo humano está en 50 mg/l.
Observa los puntos de aguas afectadas por nitratos que no se encuentran situados sobre una zona vulnerable a nitratos (zonas en gris). Muchos de ellos están en comunidades autónomas que la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea considera que no han cumplido con los planes de medidas obligatorias y/o medidas adicionales: Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Madrid y Región de Murcia.
En la sentencia, el Tribunal también declara que las comunidades autónomas de Baleares, Comunidad Valenciana y Madrid han incumplido la obligación de declarar zonas vulnerables a nitratos en diferentes puntos, aunque Baleares y la Comunidad Valenciana han declarado cuatro y tres zonas nuevas, respectivamente, en fechas posteriores a la denuncia.
Son las comunidades autónomas las que tienen que determinar estas zonas, ya que son las que poseen las competencias en agricultura y ganadería en su territorio. Cuando una zona es declarada como vulnerable a los nitratos, se limita la cantidad de fertilizante que se puede utilizar sobre el terreno, y también pueden existir períodos de tiempo en los que esté prohibida su utilización. En el caso de utilizar estiércol como fertilizante —algo habitual en zonas con alta concentración de macrogranjas de porcino—, no puede superar los 170 kg/año de nitrógeno.
La imagen del problema está clara. Miles de hectáreas abonadas masivamente con fertilizantes nitrogenados que se van filtrando a los acuíferos o llegan por escorrentía a las masas de agua superficial, concentración de granjas intensivas, incluso sobre suelos muy permeables, como reconocen los informes de las confederaciones hidrográficas, y extensión de los purines sobre terrenos muy por encima de los niveles máximos de fertilización permitidos.
Como explica la sentencia, hay comunidades autónomas que ni siquiera han declarado, como están obligadas por ley, las zonas que son vulnerables a la contaminación por nitratos y que requieren tras dicha declaración de una especial vigilancia. Hay comunidades autónomas que, teniendo declaradas esas zonas vulnerables y habiendo comprobado el grado de contaminación de las aguas, no han tomado las medidas necesarias para revertir la situación. Y las hay que, viendo cómo el problema, lejos de remitir, aumentaba, como arrojaban los datos de medición, tampoco adoptaban las medidas reforzadas obligatorias.
El desastre ecológico del Mar Menor
Leer la sentencia ha sido para nosotros viajar en el tiempo a aquellos años de sopa verde en el Mar Menor, cuando desde los despachos del Gobierno de la Región de Murcia nos aseguraban que ya se había eliminado el vertido de agua por la Rambla del Albujón (una de las principales entradas a la laguna de aguas contaminadas por los nutrientes de los fertilizantes del regadío) y media hora después de esa declaración estábamos con el agua hasta la rodilla en la Rambla, comprobando que la afirmación era falsa y grabando los plásticos de las conducciones de riego amarrados a los pies del puente como prueba de dónde los había arrancado la corriente.
Nos ha llevado a los meses investigando datos y la documentación que demostró que, cuando apretó la sequía de mediados de los noventa, la Confederación Hidrográfica del Segura autorizó la instalación de plantas desalobradoras para extraer y desalobrar el agua del acuífero bajo el Campo de Cartagena, una de las masas con niveles más altos de nitratos de este país por décadas de fertilizantes del regadío filtrándose al agua subterránea. La propia CHS permitió arrojar el vertido que genera la desalobración, donde se concentran los nitratos, directamente al Mar Menor. Las autorizaciones se revirtieron a los cinco años pero no se obligó a sellar las plantas y se dejó que creciera el problema hasta que las desalobradoras bajo el Campo de Cartagena se contaban por cientos. La sentencia nos ha recordado aquel Excel guardado en un cajón de la CHS con la localización de cientos de plantas de ósmosis inversa, como prueba de que, después de años dejando crecer el problema sin control, cuando intentaron regularizarlo era de tal magnitud que optaron por dejarlo estar y mirar a otro lado nuevamente.
También nos ha recordado aquella noche del 11 de octubre de 2019, cuando publicamos nuestra investigación en DATADISTA y en elDiario.es, y al día siguiente cuando, en una de esas casualidades que ocurren una vez en la vida y cuando dudábamos de si se entendería la gravedad de lo que habíamos estado investigando, las orillas de la playa de Villananitos en el Mar Menor empezaron a llenarse de toneladas de peces y crustáceos agonizando. Allí estaba la prueba de la gravedad y en nuestra investigación, la explicación de cómo se había llegado a eso. También quiénes llevaban años alertando del riesgo y qué empresas habían estado sacando el mayor beneficio del daño.
El daño a las aguas subterráneas
La sentencia ha sido viajar a nuestra investigación sobre la España intensiva, la transformación de la agricultura y la ganadería a modelos hiperproductivos pero que requieren un alto volumen de recursos que el ciclo natural no es capaz de reponer y, sobre todo, generan altos niveles de contaminación por nitratos. Aquella investigación definió lo que es una macrogranja, eso que algunos decían que en este país no existía porque no encontraban la definición en la ley, y que nosotros situamos en el mapa gracias a que, a partir de determinado número de animales, la ganadería intensiva está obligada a inscribirse en el registro estatal de emisiones y fuentes contaminantes. Una granja tan grande como para figurar en el registro de contaminantes, tan grande como para tener que informar de su localización y sus emisiones de metano y amoníaco. Una macrogranja.
Investigamos también el estado de las masas de agua subterránea en todo el país. Un trabajo de datos, cartografía y documentación que mostró que el 44% de las aguas subterráneas de nuestro país está ya en mal estado, ya sea por sobreexplotación, contaminación o por ambas. Un proyecto en el que hicimos un mapa interactivo que te permite conocer el estado del agua bajo tus pies y las causas de ese estado. En algunas regiones, las cifras eran alarmantes. El 80% de las masas de agua subterránea de la cuenca del Guadiana aparecía contaminado por nitratos y el 55%, sobreexplotado. El 37% de la extensa cuenca del Guadalquivir está sobreexplotado y el 28%, contaminado. El 34% de las aguas subterráneas de la cuenca del Ebro está contaminado. El 60% de las masas de agua subterránea del Segura, sobreexplotado. El 35%, contaminado.
Y había una realidad tras las cifras que reflejaban los informes de las confederaciones hidrográficas: el problema llevaba tiempo amenazando el agua del grifo, la que la ley dice que hay que proteger por encima de todas. Con una nueva sequía sobre el país, las aguas superficiales en mínimos y las subterráneas tan dañadas, cada vez más poblaciones empezaban a tener problemas de suministro. En la llamada Mancha Húmeda, que cada vez lo es menos, se aceleraban los trabajos para recuperar la tubería manchega y llevar a las poblaciones agua del Tajo; los embalses en mínimos obligaban a abrir pozos de los que salía agua contaminada por nitratos y a invertir después en plantas para desnitrificar el agua. También en Andalucía se encontraban con el problema. Las alertas por nitratos en el agua de abastecimiento se han ido repitiendo en la cuenca del Júcar. Y la contaminación aparecía igualmente en la del Ebro, en Aragón, señalando expresamente en los informes de la Confederación Hidrográfica del Ebro la presión de la ganadería intensiva, que había venido a sumarse con fuerza a los fertilizantes de la agricultura.
Y de aquel primer mapa que había mostrado a España la enorme concentración en algunos puntos de la geografía del país de las granjas más grandes, nos fuimos allí donde los datos nos decían que el fenómeno se había desbocado en un periodo relativamente corto de tiempo: Aragón.
Megaproductores mundiales de cerdo
Nuestra investigación sobre El oscuro rastro en el agua del negocio de la carne barata mostró sobre el mapa la concentración de macrogranjas en Aragón y también la sobrefertilización del 25% de la tierra abonable, justo bajo las mayores concentraciones de granjas, con un análisis realizado por primera vez de 1,8 millones de parcelas y datos oficiales de la comunidad autónoma. Y luego, como siempre, fuimos sobre el terreno y lo vimos a vista de dron. Los purines encharcados extendidos justo junto a las granjas. Había una explicación.
En España cada vez hay menos granjeros. Son más bien franquiciados que no son dueños de los animales. Estos pertenecen a la integradora, la empresa que además les vende el pienso, las medicinas y los servicios veterinarios. El granjero pone la instalación, la mano de obra y es el responsable de la gestión de los purines. Las empresas integradoras sitúan sus fábricas de piensos y sus mataderos en puntos estratégicos, muchos en la España vaciada, e integran (contratan) granjas tan cerca como sea posible para poder sostener el negocio de la carne barata. Porque el transporte es uno de los grandes gastos. Eso lleva a la concentración de las granjas en zonas concretas. Pero para los granjeros tampoco es rentable llevarse el purín a más de 5 kilómetros de la granja, lo que hace que lo extiendan una y otra vez sobre las mismas tierras, provocando la sobrefertilización y la filtración a los acuíferos.
Y allí estaba de nuevo el problema. La contaminación había llegado al agua de beber en pueblos en los que se ha hecho habitual repartir agua embotellada por parte del ayuntamiento porque, dada la concentración de nitratos, la del grifo no es apta para consumo humano.
España tiene un grave problema con el agua que se irá intensificando con el cambio climático, las cada vez más prolongadas sequías y las lluvias escasas y muchas veces de carácter torrencial. Como hemos contado en nuestras investigaciones, donde siempre buscamos el rastro del dinero y quien se beneficia del uso de los recursos, lejos de tener un problema de seguridad alimentaria, este país destina buena parte de lo que produce a la exportación. Estamos en cabeza de los ránkings europeos y mundiales de productos como el vino, el aceito de oliva, los cítricos y la carne de cerdo. En esto último no solo sobrepasamos hace años a Alemania y producimos el doble de la carne que consumimos en el país, además hay empresas españolas que se han colado en los primeros puestos de las listas de megaproductores mundiales de cerdo, donde solo aparecen compañías estadounidenses o chinas.
La borrasca Mónica deja 833 hm³ en los embalses para consumo en España, que vuelven a subir hasta el 45,3%
Los embalses de uso consuntivo, es decir, destinados a uso humano, agrícola e industrial, han experimentado un aumento gracias a la borrasca Mónica y se encuentran al 45,2% de su capacidad, con 17.557 hm³. En la última semana, el agua disponible ha aumentado en 2,1 puntos, sumando 833 hm³. Todas las cuencas han aumentado sus reservas esta semana, pero si comparamos con la media de los últimos cinco años, observamos que estamos 4,8 puntos por debajo, situándose en 19.294 hm³.
En este gráfico, puedes ver la situación del agua embalsada para uso consuntivo por cuencas y su comparación con la media de los últimos cinco años.
Como se observa en el gráfico anterior, el problema de la sequía no se resuelve con un par de semanas de lluvia. En las cuencas internas de Cataluña, el agua embalsada está en su nivel más bajo desde, al menos, 1988, con solo 99 hm³. Esta semana, están 54,9 puntos por debajo de la media de los últimos cinco años.
Otra cuenca donde la situación es complicada es la de Guadalete-Barbate. Aunque en la última semana las reservas han aumentado en 2,8 puntos, sumando 47 hm³, están 24,4 puntos por debajo de la media de los últimos cinco años.
En este gráfico puedes ver la variación del agua embalsada para uso consuntivo por cuencas respecto a la media de los últimos cinco años.
Otra forma de comprender la situación es mediante el siguiente gráfico, donde mostramos la evolución del porcentaje semanal de los embalses para uso consuntivo desde el año 2000 hasta la actualidad.
Las cuencas del norte del país, que son muy pequeñas comparadas con el resto, han estado por encima del 75% de su capacidad, pero son tan pequeñas que hay comunidades de regantes en España que tienen una dotación anual superior, algunas incluso más del doble, de la capacidad total de estas cuencas. Por su parte, las comunidades del Levante español llevan más de una década con cada vez menos agua embalsada. También puedes observar la situación de las cuencas internas de Cataluña y la cuenca mediterránea andaluza, que se encuentran en sus niveles más bajos.
👉 Mapas y gráficos sobre la situación de los embalses y la sequía en España
El invierno más cálido de la serie histórica
En relación con la situación de los embalses, nos encontramos con el aumento de las temperaturas en España en los últimos años. La Agencia Estatal de Meteorología ha publicado esta semana los datos de temperatura media del pasado invierno meteorológico (meses de diciembre a febrero). Este invierno ha registrado una temperatura media de 8,5 grados, lo que lo convierte, junto con el invierno de 2019-20, en el más cálido de la serie histórica que comienza en 1961.
Rubén del Campo, portavoz de AEMET, explicó en la convocatoria a los medios que "aunque la serie histórica en España arranca en 1961, podemos decir que se ha tratado del invierno más cálido en España desde, al menos, 1870".
La AEMET estima que la primavera será más cálida de lo normal en todo el país. En cuanto a las lluvias, aún no se puede predecir qué ocurrirá. Los modelos otorgan las mismas probabilidades a que sea una temporada más lluviosa o más seca de lo normal.
En este gráfico puedes ver la anomalía de temperaturas desde 1961 con respecto al periodo de referencia 1991-2020, estimado en 6,6 grados. Ya llevamos seis inviernos consecutivos con temperaturas por encima de lo normal.
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