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#120 Datos contra una mentira muy gorda: la relación que de verdad importa entre inmigración y vivienda

  •   6 minutos de lectura

Al fin la vivienda se ha colocado en el centro del debate. Llevaba tiempo latiendo, pero nunca como ahora se había hecho tan patente la absoluta necesidad de buscar soluciones. Hoy se pide masivamente en las calles. La vivienda está vinculada con todo: el empleo, los salarios, la inmigración, el modelo de turismo, el transporte, el número de nacimientos, la salud mental… Solo en esta última semana, ha sido posible que un descendiente directo de Colón de nombre Cristóbal lea en horario de máxima audiencia y en la televisión pública nacional el artículo 47 de la Constitución, Broncano mediante, y que, mientras en el Congreso se celebraba un debate sobre la inmigración forzado por la derecha y la ultraderecha con los habituales mensajes apocalípticos y las recetas de deportaciones masivas y fronteras blindadas (entre otras cosas), la patronal de la construcción lanzase una alerta al Gobierno pidiendo regularizar los inmigrantes que ya están en España y hacer lo posible para traer muchos más porque no hay manos para hacer tanta casa como hace falta.

Vamos a darte datos que muestran lo que hay tras ese mensaje y además, como cada semana, a mostrarte la evolución de los embalses de consumo humano en España.

Arrancamos.

No hay manos para tanto ladrillo

El pasado miércoles, Pedro Fernández Allen, el presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), le dijo al Gobierno que está muy bien lo de levantar 184.000 viviendas nuevas en alquiler asequible, cifra que suman los diferentes planes anunciados por el Gobierno y que han manejado en sus reuniones en Moncloa donde, Según Fernández Allen, les preguntaron que cuándo podrían estar hechas para ser entregadas. Las viviendas tienen lo que llaman en el sector un periodo de maduración de 36 meses pero, se preguntaba el presidente de la CNC, quién las va a levantar.

En España se llegaron a iniciar anualmente 650.000 viviendas en el pico de la burbuja de crédito e inmobiliaria, los años 2006 y 2007. Aquello no tenía sentido alguno porque no se creaban tantos hogares al año y solo se explicaba porque la vivienda se había convertido en objeto de una fuerte especulación animada por el crédito fácil y los aumentos de precio de doble dígito. De aquel estallido, que llevó a que muchas de las iniciadas en el pico ni siquiera se terminasen ni estuvieran donde hoy se demandan, hemos llegado a la cifra actual, que tampoco cuadra con las necesidades de la población: “Estamos ejecutando escasamente 85.000 viviendas” al año, ha dicho Fernández Allen, cuando “el ritmo óptimo serían 150.000” viviendas al año.

En su opinión, si se regularizasen “los inmigrantes que hay aquí”, se lograría “luchar contra la economía sumergida y tendríamos mucha más mano de obra y muchos más cotizantes a la Seguridad Social”. Pero hace falta más. Traer mano de obra de fuera, tanta como para poder atender a toda la obra pública que se está licitando además de a los proyectos urbanísticos privados y poder atender a los públicos.

Como muestran los datos de afiliación de la Seguridad Social, este país sigue teniendo medio millón de afiliados menos a la Construcción que a principios de 2009, cuando ya había estallado la burbuja. El problema es que las necesidades son tan acuciantes debido al déficit de construcción de vivienda que se arrastra, especialmente de vivienda pública de acceso asequible, que en la patronal consideran que no bastaría con esa mano de obra, lejos de los 2,5 millones de afiliados que llegó a tener la Construcción en los años locos del ladrillo.

Si ya habían calculado en la CNC que el sector tiene un déficit de 700.000 trabajadores para las necesidades del sector, los planes de vivienda pública anunciados por el Gobierno implicarían el doble de mano de obra, porque el cálculo bruto que utilizan es que para cada vivienda son necesarios 4 trabajadores. “Insistimos en que hay que incorporar mujeres y estamos viendo a ver si somos capaces de traer inmigrantes”.

Si nos centramos en los trabajadores extranjeros, las cifras de la Seguridad Social nos muestran algo más: son personas de fuera de la Unión Europea las que están contribuyendo con más fuerza a cubrir el hueco de la Construcción pero además, no es solo en este sector donde son necesarios. Su peso en sectores clave cuadra poco con los discursos que distorsionan su aportación y menos con las conclusiones de preocupación de los españoles del CIS.

En general, en el total de afiliados extranjeros, hay dos países de la UE en los primeros puestos: Rumanía e Italia, pero la tipología de trabajos entre unos y otros es muy diferente, como te mostramos más adelante.

¿En qué trabajamos según el país de nacimiento?

El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha actualizado recientemente el Censo Anual de Población 2022 con nuevas variables que caracterizan a los ocupados en España, lo que permite observar la distribución de la ocupación según el país de nacimiento y las principales ocupaciones laborales. Estas cifras reflejan la diversidad laboral entre los diferentes colectivos inmigrantes en España.

Los extranjeros representan el 42% de los empleados domésticos y el 37% de los trabajadores del sector primario, seguidos por los trabajadores de los servicios de restauración (21%) y de la construcción (16%).

En la siguiente tabla te mostramos cómo se reparten las ocupaciones en España según el país de nacimiento para las principales nacionalidades. Destacan algunas diferencias interesantes: por ejemplo, en la población nacida en China, una abrumadora mayoría trabaja en servicios de restauración y venta, mientras que en países como Francia hay una mayor proporción en empleos técnicos y profesionales. Al mismo tiempo, la población marroquí y rumana tiene una fuerte presencia en ocupaciones elementales, construcción y sector primario.

Los embalses para consumo humano se sitúan al 39,4% de su capacidad con varias cuencas con restricciones por sequía prolongada

Ha empezado el año hidrológico de la mejor manera posible: con lluvias. Pero hace falta mucha lluvia consecutiva en las cabeceras de los ríos y pantanos para que las cuencas del arco mediterráneo puedan salir de la situación de sequía prolongada en la que se encuentran desde hace más de tres años. Guadalete-Barbate, Cuenca Mediterránea Andaluza, Guadalquivir, Cuenca del Segura y las Cuencas internas de Cataluña se encuentran por debajo del 30% esta semana.

En este gráfico te mostramos el agua embalsada para uso consuntivo por cuencas.

Esta semana, la Comisión de Gestión de la Sequía de las Cuencas Mediterráneas Andaluzas ha aprobado ampliar las medidas para el ahorro de agua con un consumo máximo de 180 litros por habitante y día en la Axarquía, Málaga capital, y 200 litros en el Campo de Gibraltar y la Costa del Sol Occidental. También se encuentran con restricciones las cuencas internas de Cataluña, y el tramo principal del Segura está en situación de sequía extraordinaria.

A nivel nacional, los embalses de uso consuntivo, es decir, para uso humano, agrícola e industrial, están al 39,4% de su capacidad con 15.271 hm³. En la última semana, ha disminuido el agua disponible en 0,2 puntos con -58 hm³. Son 6,6 puntos más que la media de los últimos cinco años, calculada en 12.655 hm³

📊 Panel de agua y sequía con datos, mapas y gráficos

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