Esta semana se han cumplido cinco años desde la declaración del Estado de Alarma y el inicio del confinamiento por la Covid-19 en España. Aunque la pandemia terminó oficialmente el 4 de julio de 2023, sus efectos siguen presentes: miles de personas con Covid persistente, muchas de ellas contagiadas durante la primera ola, aún luchan por el reconocimiento de su enfermedad.
En DATADISTA dejamos todo lo que estábamos haciendo para centrarnos en explicar, con datos, análisis y animaciones, lo que estaba ocurriendo, su evolución y las normas que se iban imponiendo. Mientras algunas de vosotras y vosotros hacíais pan, os daba por dibujar o tocar un instrumento, a alguno de nosotros nos dio por crear una ciudad en 3D para poder pasear virtualmente por las calles que habían quedado tan limitadas. Y, como aquí se aprovecha todo, en DATADISTA la usamos para explicar las restricciones: las recomendaciones sanitarias, muchas de ellas difíciles de cumplir en ciudades densamente pobladas; los horarios y franjas de edad para los paseos durante la desescalada; las reglas del complejo 1-1-1-1 cuando los niños y niñas pudieron salir; los parques precintados; las complejas normas para acceder a las ayudas...

También recopilamos, limpiamos y estructuramos una gran cantidad de datos oficiales de diferentes fuentes, que han sido utilizados en más de una decena de artículos científicos ante la ausencia del panel de datos oficial que nunca llegó a presentarse. Hoy, toda esa información sigue disponible en nuestro repositorio de Github de forma abierta y libre para todo el que quiera estudiar lo que pasó y para que no se pierda la memoria de los hechos. Como siempre, agradecemos inmensamente a nuestras socias y socios su respaldo económico, que nos permite también destinar recursos a normalizar, estructurar y liberar datos que ha podido usar la ciencia allí donde la calidad de la información de las administraciones ha fallado.
Aquellos datos que depuramos, adjudicando por ejemplo a cada día el número real de fallecidos en base a las fechas de fallecimiento de los registros del Instituto de Salud Carlos III y no a cuando los entregaban las CCAA, absolutamente saturadas en los picos de las olas para actualizar diariamente los datos, permiten un análisis de las decisiones políticas en el que nos empeñamos ya entonces y que hoy te mostramos.
Por otro lado, esta semana, la emisión en RTVE del documental 7291 sobre la gestión de las residencias en la Comunidad de Madrid ha vuelto a poner el foco mediático en las cifras de fallecidos en la pandemia. Desde el Gobierno de la Comunidad de Madrid han intentado contrarrestar su efecto llevando a la confusión a los ciudadanos e intoxicando el debate público. Vamos a aclarar los datos al tiempo que os animamos a ver el documental, que en realidad lo que hace con enorme tino es ordenar información oficial y los relatos ante la comisión de investigación de la Asamblea de Madrid de las personas tanto responsables en aquel momento como afectadas por las decisiones que se tomaron respecto a las residencias. También se incluyen las declaraciones ante la comisión ciudadana, a la que se ha intentado desprestigiar, pero conviene recordar que su celebración se debió a que las elecciones anticipadas en la Comunidad de Madrid detuvieron la que estaba desarrollándose en la Asamblea y después, el Gobierno con mayoría absoluta del PP se negó a retomarla.
Además, esta semana contamos de nuevo con información detallada sobre embalses y las cifras obviamente, con lo que está lloviendo, mejoran las cuencas que atravesaban por mayores dificultades. En redes os hemos recordado el reportaje La otra historia de la crisis del agua: Sé lo que hicisteis en las últimas sequías, que hicimos sobre lo que hace España cuando se acaban las sequías más duras, porque arrastramos desde hace décadas las consecuencias de decisiones que acabaron siendo un problema añadido cuando vino otro periodo seco.
Arrancamos
No, no se ocultan fallecidos, pero la cifra real podría ser mayor: 157.271 muertes por Covid-19 en España hasta junio de 2024
Uno de los bulos más recurrentes ante catástrofes como la pandemia de la Covid-19 o la reciente DANA en Valencia es la supuesta ocultación intencionada de fallecidos. No se suele explicar con qué fin. Sin embargo, en un mundo en el que figuramos en numerosos registros oficiales, con vínculos unos con otros, habría que implicar a tanta gente en un engaño significativo intencionado que eso no hay quien lo sostenga.
En España, cada persona que fallece cuenta con un certificado de defunción que recoge sus datos generales y la causa del fallecimiento. Estos registros son posteriormente procesados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) para elaborar la estadística anual de defunciones según la causa de muerte, basada en los certificados de defunción de todas las personas fallecidas cada año en el país. Cada registro en la base de datos representa a una persona fallecida.

Hasta junio de 2024, en España fallecieron 157.271 personas por Covid-19 (confirmados y sospechosos), según los datos oficiales recopilados a partir de los certificados de defunción. Sin embargo, durante la primera ola, la falta de test y la incertidumbre diagnóstica pudieron haber llevado a que algunos fallecimientos por Covid-19 se registraran bajo otras categorías, como enfermedades respiratorias no especificadas, neumonía o incluso patologías previas agravadas por el virus. Esto implica que la cifra total de fallecidos por Covid-19 podría estar subestimada debido a limitaciones en el diagnóstico, especialmente durante la primera ola.
El efecto del confinamiento en la contención del virus
Si observamos el gráfico de fallecidos mensuales por Covid-19 vemos cómo el confinamiento funcionó y salvó miles de vidas. Mira el número de fallecidos en junio y julio de 2020.

Pero podría haberse aplicado con mayor flexibilidad en algunas circunstancias. Este viernes, Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), afirmó que, con la información disponible en su momento, se tomó la decisión correcta. Sin embargo, con los datos actuales, cree que algunas medidas “se pudieron aplicar de otra manera”. Sobre el confinamiento, señaló que “podría haber sido más quirúrgico y más suave en algunas situaciones”, y puso como ejemplo que “no tiene sentido que una persona que vive sola en el monte esté confinada en su casa”.
El impacto de "salvar la Navidad" de 2020 en las muertes
El 48% de los fallecidos por Covid-19 (74.839 personas) murieron en 2020. En 2021, se registraron 40.039 fallecimientos, de los cuales el 55% ocurrieron entre enero y febrero, justo después de las fiestas navideñas.
En DATADISTA publicamos un reportaje especial en marzo de 2021 en el que analizamos el aumento de muertes en enero de ese año, tras la flexibilización de las restricciones para las celebraciones navideñas. El plan para “salvar la Navidad” (PDF), al inicio de las primeras vacunaciones, convirtió enero de 2021, con 12.459 fallecimientos, en el tercer mes más letal de toda la pandemia.
En ese momento, enero de 2021 se convirtió en el segundo mes con más muertes, superando a marzo de 2020. Sin embargo, con el tiempo, la consolidación de las series y el análisis de los certificados de defunción permitieron identificar un mayor número de fallecimientos asociados a la Covid-19 en las primeras semanas de la pandemia, en marzo de 2020.
Este dato ha pasado desapercibido en las distintas evaluaciones posteriores sobre los aprendizajes de la pandemia.
28.437 personas fallecieron en residencias en España entre marzo y abril de 2020, 7.269 en Madrid
La estadística de defunciones del INE también permite conocer las cifras de fallecidos según el lugar de fallecimiento, mes y comunidad autónoma.
Uno de cada cuatro fallecidos en residencias por cualquier causa durante marzo y abril de 2020 murió en la Comunidad de Madrid, un total de 7.269 personas. En Cataluña, en el mismo periodo, fallecieron 6.864 residentes. También destacan las comunidades autónomas de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

En toda España, durante las primeras semanas de la pandemia, 28.437 personas murieron por cualquier causa sin haber sido trasladadas a un hospital. Es importante tener en cuenta que el término “residencias” en las estadísticas del INE abarca tanto centros para personas mayores como centros para personas con discapacidad y otros alojamientos permanentes de servicios sociales. Sin embargo, casi el 90% de los residentes lo son de geriátricos.
En la Comunidad de Madrid, la edad media de las 7.269 personas fallecidas en residencias en los meses citados fue de 88 años. Solo 18 de ellas tenían menos de 60 años, según un análisis de los microdatos de las defunciones del INE que realizamos en DATADISTA en 2021.
Si desglosamos los datos entre fallecidos con Covid-19 identificado, casos sospechosos y otras causas, obtenemos la siguiente radiografía.

Es importante considerar que, dentro de “otras causas”, el análisis que realizamos en DATADISTA sobre los microdatos del INE para las defunciones en residencias durante marzo y abril de 2020 revela la presencia de fallecimientos registrados bajo códigos de enfermedades respiratorias, como infecciones respiratorias no clasificadas en otra parte, neumonía no especificada y otras causas mal definidas o no especificadas de mortalidad.
Durante la primera ola, la falta de test y diagnósticos hizo que muchos fallecidos por Covid-19 pudieran haber sido catalogados dentro de otras causas de enfermedad. Además, hay un número significativo de fallecidos por demencia, infartos o tumores asociados al cáncer que también fallecieron en estos centros sin haber sido derivados a hospitales.
Existe una tercera posibilidad, la existencia de enfermedades diversas incluida la Covid-19. Durante la pandemia, una pregunta recurrente al Ministerio de Sanidad a la hora de valorar los datos era: ¿Cómo se computa un fallecido con cáncer y Covid-19? La respuesta siempre fue la misma: según el criterio médico.
La polémica madrileña
Las cifras de la polémica desatada esta semana a raíz de la emisión en TVE del documental de Juanjo Castro sobre los fallecidos en las residencias de la Comunidad de Madrid no tienen más sentido que la intención de sembrar la duda sobre una cifra que se ha convertido en un símbolo. Se pretende por un lado señalar como exagerado el dato y por otro compararlo con las cifras de otras CCAA que también fueron muy abultadas.
Dos cosas.
Primera. La diferencia en las defunciones en residencias con otras comunidades autónomas es que la Comunidad de Madrid fue la única que aprobó protocolos que incluían un criterio de exclusión que impedía derivar a los residentes a un hospital. Los llamados protocolos de la vergüenza fueron aprobados el 18 de marzo de 2020, con tres versiones adicionales los días 20, 24 y 25 de marzo. Como publicó Infolibre, la paralización de derivaciones a hospitales se llevó a cabo entre el 9 de marzo y el 5 de abril, con especial intensidad entre el 16 y el 29 de marzo.
Segunda. Infolibre publicó también la famosa cifra de 7.291 fallecidos en residencias, que proviene de una solicitud de información pública presentada por el periodista Manuel Rico a la Comunidad de Madrid. Es decir, es un dato oficial. En su respuesta, en julio de 2020, la administración proporcionó el número de fallecidos entre el 1 de marzo y el 30 de abril, desglosado por centro y especificando si la muerte ocurrió en el hospital o en la propia residencia. En total, fallecieron 9.470 residentes: 7.291 murieron en el propio centro y 2.179 en un hospital.
La diferencia entre los datos aportados por la Comunidad de Madrid a Infolibre y los certificados de defunción muestra que la cifra de 7.291 fallecidos en residencias es muy similar a los datos del INE.
¿De dónde viene entonces la polémica del dato? Cinco años después y al conocer que iba a emitirse el documental, el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha optado por usar un dato también del INE pero que se refiere a algo diferente para cuestionar la cifra que la persigue en medios, redes y pancartas. El dato que decidió dar esta semana es el número de fallecidos en residencias con Covid-19 confirmado o con sospecha de Covid. Al margen de las dificultades de aquellos meses para certificar con total seguridad un fallecimiento por Covid-19, como ya hemos explicado, la clave es que así se deja fuera de la ecuación al resto de fallecidos que tampoco fueron trasladados a hospitales y que se vieron igualmente afectados por los citados protocolos porque la exclusión la definía el domicilio, es decir, la residencia.
Este quiebro en el relato pierde sentido con el solo hecho de verificar que todas y cada una de las veces que Infolibre se ha referido a la cifra citada, que sale, repetimos, de la propia Comunidad de Madrid, lo ha hecho diciendo que eran los residentes fallecidos en residencias durante los citados meses de la primera ola, todos ellos afectados por los protocolos de exclusión, no los que lo hicieron con Covid-19 confirmado.
Durante la primera ola solo se detectó uno de cada diez casos en España
El 14 de marzo de 2020, cuando se decretó el Estado de Alarma, en España se habían diagnosticado 4.209 casos y 120 fallecidos, 81 en Madrid, donde sus UCI ya contaban con 180 personas ingresadas.
El problema principal al que se enfrentaron los técnicos del Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas era la falta de datos y recursos para medir la pandemia. El Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), dirigido por Fernando Simón, apenas contaba con recursos para realizar su trabajo. Durante los primeros meses, los datos llegaban agregados —cuando lo hacían— en archivos Excel realizados a mano por los responsables de las comunidades autónomas.
No fue hasta mayo de 2020 cuando se publicó una orden para obligar a las comunidades autónomas a enviar sus datos de manera individualizada a través de la plataforma informática SiViEs, una herramienta que se empezó a utilizar en 2011 para reportar los casos identificados de una serie de enfermedades transmisibles de declaración obligatoria.
El problema es que, en 2020, el sistema no estaba totalmente integrado con los sistemas informáticos de las comunidades autónomas, y algunas tardaron meses en hacerlo. Esto provocó inconsistencias y correcciones por los casos y fallecidos que se añadían de golpe, especialmente después de los picos de cada ola, cuando se acumulaban los datos que aportar al sistema. Muchos medios solo reportaban la evolución de la pandemia comparando el dato total de fallecidos que se daba en el día con el del anterior, lo que llevó a confusión entre los ciudadanos, algo que tratamos de explicar durante toda la pandemia desde DATADISTA.
El caso más paradigmático ocurrió cuando Cataluña añadió con retraso 1.202 fallecidos a la serie, y los medios generalistas abrieron informativos con un supuesto nuevo aumento brusco de los fallecidos que parecía negar toda eficacia de las medidas restrictivas que habían vuelto a imponerse semanas antes. En realidad, los datos se habían subido al sistema porque la ola sí había bajado y la menor presión había permitido la actualización.
Para saber realmente el impacto de la pandemia durante los primeros meses, se desarrolló el Estudio Nacional de Seroprevalencia ENE-COVID en varias rondas. En julio de 2020 se publicó el resultado de la tercera ronda e indicaba que 5,2% de la población española ha tenido contacto con el virus. Este estudio permitió empezar a poner luz al impacto real de la pandemia.
En DATADISTA hicimos varios análisis del estudio de seroprevalencia comparándolo con los datos diarios reportados y estimamos que, durante la primera ola, solo se detectó 1 de cada 10 casos.
En este gráfico puedes ver nuestro último análisis sobre las cuatro primeras olas. Fíjate en los casos no detectados en la primera.

Más allá de las cifras y datos que hemos compartido a lo largo del boletín de esta semana, queremos detenernos en un dato que nos ha emocionado.
Este viernes, en el Instituto de Salud Carlos III, se celebró un evento para conmemorar los cinco años de la Covid-19. Durante la presentación de las jornadas, Marina Pollán, directora del Instituto, reveló un dato que hasta ahora desconocíamos y que merece ser contado: el 80% de las personas contactadas para participar en el estudio de seroprevalencia aceptó hacerlo, incluyendo familias con bebés que se ofrecieron a que analizaran su sangre para ayudar a entender cómo la pandemia afectó a los más pequeños.
Se trata de un porcentaje excepcionalmente alto para un estudio poblacional, un gesto que trasciende lo estadístico y refleja la solidaridad de la población española y su confianza en la ciencia en los momentos más difíciles. Es algo que sabemos todos más o menos por los datos de vacunación de este país, envidia de países vecinos del norte, pero nos gusta poder añadirle datos a esa percepción.
Las lluvias alivian las cuencas con más problemas y elevan los embalses de consumo al 56,6%
Las lluvias generalizadas que han barrido la península durante la primera semana de marzo han permitido aumentar las reservas de agua en los embalses en España. En estos datos aún no se reflejan las precipitaciones de esta semana que tendrán su reflejos en los datos de la semana que viene.
A 10 de marzo de 2025, los embalses de uso consuntivo —destinados al abastecimiento humano, agrícola e industrial— se encuentran al 56,6% de su capacidad con 21.977 hm³. El agua disponible ha aumentado en 3,4 puntos con 1.318 hm³ en la última semana. Son 9,6 puntos más que la media de los últimos cinco años, calculada en 18.129 hm³.
En este gráfico puedes ver este aumento en el agua embalsada a nivel nacional.

Por cuencas, el agua embalsada ha aumentado en casi todas ellas. Entre las que se encuentran en peor situación hídrica, destacan los incrementos en la cuenca del Segura, que alcanza el 22,22% (+3,3 puntos); las cuencas internas de Cataluña, con un 32,05% (+0,7 puntos); Guadalete-Barbate, con un 35,19% (+4,7 puntos); y la cuenca Mediterránea Andaluza, que sube hasta el 38,59% (+8,4 puntos).

Las lluvias, que continuarán durante la próxima semana, están contribuyendo a reducir el déficit hídrico en las cuencas más afectadas.
En este gráfico puedes ver la evolución de estas cuencas y su comparación con la misma semana del año anterior

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