Hoy compartimos contigo el resultado de un trabajo de investigación de cuatro meses, liderado por DATADISTA y The Guardian, con la colaboración de elDiario.es para su difusión y que ha contado con el apoyo financiero del Journalismfund.eu del que estamos especialmente orgullosos por el reto que ha supuesto y por la relevancia para el presente y el futuro de lo que sacamos a la luz.
En El oscuro rastro en el agua del negocio de la carne barata desvelamos a qué se deben las zonas de muy alta concentración de ganadería intensiva en tres regiones de tres países europeos: Aragón (España), Herefordshire (Reino Unido), Baja Sajonia (Alemania). Visualizamos la localización de las granjas para mostrar esa concentración, ponemos nombres y apellidos a los gigantes empresariales que están tras la misma y el apoyo que han recibido de las administraciones y rastreamos las causas y consecuencias que ya está teniendo el negocio de la carne barata en la contaminación de ríos, acuíferos e incluso el agua del grifo.
España y Alemania han convertido la producción de cerdo para exportación en una de sus historias económicas de éxito en este primer cuarto de siglo. El gigante británico de los supermercados Tesco tiene en la carne de pollo uno de sus principales reclamos. La carne barata deja amplios márgenes de ganancia pero producirla reduciendo al mínimo los costes, especialmente los de transporte, ha concentrado hasta la saturación las granjas en territorios incapaces de asumir ya los daños producidos en las aguas por los excrementos de los animales.
Demostramos con datos e imágenes las prácticas de alto riesgo que está siguiendo esta industria, como la sobrefertilización con purines de terrenos muy por encima de los límites fijados. Utilizando los datos del Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (INAGA) de 1,8 millones de parcelas agrícolas aptas para fertilización, desvelamos por primera vez que unas 400.000 hectáreas de Aragón soportan ya más nitrógeno de lo permitido por la normativa. Es el 25% de la tierra apta para fertilización. En miles de parcelas se triplican los niveles permitidos. No ha sido difícil localizar a vista de dron purines recién extendidos junto a las granjas. Los propios granjeros nos han explicado que llevarlos a más de 5 km de distancia ya no es rentable.
Y bajo el suelo, los acuíferos, presente y sobre todo futura fuente de abastecimiento de agua para consumo humano, presentan concentraciones de nitratos que doblan muchas veces el límite legal y seguro para la salud.
En una región con grandes extensiones de terreno y poca población, la legislación autonómica de Aragón ha dejado buena parte de la responsabilidad de la proliferación de las granjas en manos de los ayuntamientos, que ven llover millones sobre sus localidades muy por encima de sus presupuestos anuales. La mayoría de la población está relacionada de uno u otro modo con el negocio del porcino y mostrarse en contra se ha convertido en sinónimo de complicarse la vida. Hay excepciones: Loporzano ha demostrado que se puede estar a favor del cerdo y enfrentarse al modelo intensivo.
