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#89 Operaciones contra la extracción ilegal del agua y ¡sorpresa, políticos! el campo no es negacionista climático

  •   13 minutos de lectura

Bienvenidas, bienvenidos a las elecciones, un mundo de ilusión y fantasía donde incluso el cambio climático puede existir o no y se puede prometer agua para todos en plena sequía agravada por el calentamiento global. Oh, wait! Quizás los datos y los análisis serios están ganando terreno aquí abajo mientras algunos siguen mirando al cielo en busca de chemtrails.

Negar o como poco ignorar el cambio climático les ha parecido a partidos de todo signo terreno abonado para captar voto especialmente en el campo. ¿Y si el campo no es negacionista como algunos políticos dan a entender? ¿Y si, mientras los políticos se afanan por lograr su voto desmintiendo al cielo y al termómetro, en el campo están desde hace tiempo mirando con cifras y expertos cuánto les va a afectar cada centésima de incremento de la temperatura motivada por el calentamiento global? ¿Y si es el campo el que está lanzando la alerta de que descarbonicemos el planeta o esto va a acabar muy mal?

Esta semana te traemos un informe financiado y publicado hace un año por COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos) con un título que ya dice bastante de su vigencia y proyección de futuro: “Comienza la cuenta atrás: impactos del cambio climático en la agricultura española”.

COAG fue la primera organización agraria profesional de ámbito estatal que se constituyó en España. Lleva funcionando desde 1977 y da servicio a más de 150.000 agricultores, con presencia en todas las comunidades autónomas. Lo que dice su informe, elaborado por expertos, es que esto no solo es muy serio, es innegable y les va a afectar más cuanto más se tarde en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Como buena parte del daño está hecho, mientras el mundo se decide a tomarse en serio el problema, han mirado los efectos del cambio climático en olivar, viñedo y cereales para la economía española y su agravamiento en función de cuánto se eleven las temperaturas medias.

Hablando de agua, también nos fijamos en la cantidad de agua disponible para usos consuntivos en los embalses peninsulares y en dos operaciones realizadas por la Guardia Civil contra esa parte del campo que está actuando al margen de la ley y de las concesiones, es decir, contra el robo de agua.

Arrancamos

Operaciones contra la extracción ilegal de agua en España

Esta semana, la Guardia Civil ha dado a conocer dos operaciones llevadas a cabo para combatir la extracción ilegal de agua destinada al riego y ganadería porcina.

La primera operación, denominada "Chaak", tuvo lugar en la Comarca de la Axarquía, en Málaga, donde se investiga un presunto uso fraudulento de agua para el riego de plantaciones de mangos y aguacates. En el curso de esta operación, se ha detenido a 26 personas y otras 44 han sido objeto de investigación.

Una imagen de la operación Chaak facilitada por la Guardia Civil

Los investigadores se enfocaron en 340 hectáreas de cultivos subtropicales y descubrieron que más de 250 de los 299 sistemas de extracción de agua (pozos, perforaciones, balsas, etc.) eran ilegales. Se estima que el agua extraída ilegalmente asciende a unos 26 hm3, afectando a 240 hectáreas de cultivo y provocando un daño económico estimado en unos 10 millones de euros. La extracción ilegal de agua se llevó a cabo en el acuífero de Metapelitas de Sierras Tejeda-Almijara, una masa de agua subterránea que ha sido declarada en situación de sobreexplotación debido a las extracciones excesivas, tanto legales como ilegales.

La masa de agua Metapelitas solo tiene disponible para recurso 9,15 hm3/año

También se ha investigado el hecho de que unas 220 hectáreas podrían estar siendo irrigadas con agua desviada de forma ilegal, contando con la complicidad de las Comunidades de Regantes. El volumen de agua desviado para riego se estima en 2,4 hm3, lo que podría representar un daño económico de unos 3 millones de euros.

La segunda operación, denominada "EEMAME", fue realizada en la Región de Murcia. En este caso, se está investigando a 15 individuos por presuntas extracciones ilegales de aguas subterráneas, vertidos y acumulaciones ilegales de desechos porcinos en Alhama de Murcia, Cartagena, Fuente Álamo, Torre Pacheco y Totana. Esta zona es una de las que concentra la mayor cantidad de macrogranjas de porcino del país. La Guardia Civil ha inspeccionado 54 granjas y gestores de residuos, 255 balsas de almacenamiento de purines y 20 lugares de acumulación de estiércol, descubriendo numerosas irregularidades. Además, se han identificado quince puntos de captación ilegal de agua destinada al abastecimiento de las granjas de porcino.

Una imagen de la operación EEMAME facilitada por la Guardia Civil

Embalses de uso consuntivo, al 40,7% de capacidad

Los embalses destinados a usos consuntivos, es decir, para usos agrícolas, domésticos/urbanos e industriales, han experimentado una disminución de 279 hm³ (equivalente al 0,7% de su capacidad total) en la última semana. Los cambios registrados oscilan entre una disminución de 58 hm³ en los embalses de la cuenca del Ebro hasta un ligero incremento de 1 hm³ en las Cuencas Internas de Cataluña.

El campo analiza el cambio climático: cifras, temores y mapas en la tierra mientras los políticos miran al cielo

Evolución del índice de aridez respecto al periodo base (1971-2000) con una estimación de calentamiento de 1,5ºC, 2ºC y 2,5ºC partiendo de niveles preindustriales (MAGRAMA, 2016). Informe de COAG 'Comienza la cuenta atrás: impactos del cambio climático en la agricultura española' (2023).

Hablemos en primer lugar del negacionismo climático en la política patria, algo en lo que se están fijando desde fuera y en medios muy influyentes allá donde se mueven los dineros. Esta semana, el medio británico Financial Times publicó un artículo sobre la tala sistemática de árboles en Madrid y la apuesta por entornos duros, sin árboles, como la nueva puerta del Sol, contraria a la corriente que siguen otras grandes ciudades que están apostando por crear entornos que mitiguen los momentos de altas temperaturas.

El artículo del FT amplía el foco para referirse en general a la posición sobre cambio climático de la derecha en Madrid y recoge para ello unas declaraciones negacionistas de la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso. El literal de las declaraciones, dichas en la Asamblea de Madrid, fue que “desde que la Tierra existe, desde el origen, ha habido siempre cambio climático, ha habido ciclos”.

Ayuso negaba no solo el hecho de que la comunidad científica haya consensuado de forma inequívoca el origen antropogénico del cambio climático en informes como los que emite el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), también que el incremento de las temperaturas se mide por algo con respecto a la era preindustrial.

Pero ni es solo Madrid ni solo la derecha. En esto los hay más terraplanistas y otros que sin negar el cambio climático prometen un mundo que ya no existe.

Entre los primeros, el vicepresidente de Castilla y León y diputado por Vox, Juan García-Gallardo, instó a estudiantes de ESO y Bachillerato a cuestionar “si el CO2 es o no un gas contaminante”. Xavier Trias, candidato de Junts a la alcaldía de Barcelona, aseguró en una conferencia que “no tiene nada que ver lo del cambio climático con lo de los coches. Tiene que ver con la polución, pero no con el cambio climático”.

En el otro grupo, Alberto Núñez Feijóo ha prometido agua si gobierna sin hablar del origen del problema de su escasez. Juan Manuel Moreno Bonilla se lanzó en pleno periodo electoral a apoyar una proposición de ley de PP y Vox para regularizar regadío ilegal del que esquilma el acuífero de Doñana que ha frenado, en medio de una polémica enorme en la que se ha implicado la Comisión Europea, hasta después de las elecciones pero no ha retirado. Asegura que el problema es que no se hacen las infraestructuras para mandar agua a Andalucía de otras cuentas teóricamente excedentarias obviando que ya no lo son.

Javier Lambán, el presidente aragonés candidato del PSOE a repetir en las elecciones del próximo 28M, lleva desde que era alcalde de Ejea de los Caballeros apostando por el crecimiento exponencial de la ganadería intensiva en Aragón para convertir la región en una potencia exportadora de carne de cerdo, lo que ha logrado sin duda pero a costa de incrementar las emisiones de metano y amoníaco, contribuir a contaminar acuíferos de los que bebía la población y hurtado al abastecimiento humano fuentes de agua subterránea que la ley dice que hay que proteger para cuando no llueva.

El también socialista Emiliano García-Page votó contra el Plan de Tercer Ciclo de la Cuenca del Guadiana del Gobierno central, en teoría del mismo color político, porque no le prometían regularizar más regadío del que lleva décadas consumiendo los acuíferos del Alto Guadiana, una situación que va a hacer que las Tablas de Daimiel cumplan secas 50 años como Parque Nacional y ha hecho que decenas de pueblos de la región empiecen a beber agua del Tajo a través de la llamada tubería manchega. Ximo Puig, igualmente socialista, ha recurrido ante el Tribunal Supremo el plan hidrológico que reduce el agua que va a llegar desde el Tajo a su región a través del Trasvase Tajo-Segura para respetar los caudales ecológicos.

En el Parlamento nacional se habla de chemtrails y destrucción de presas, dando un salto de gigante desde las redes sociales y dejando que los diarios de sesiones del Congreso permitan que los bulos pasen también a formar parte de la historia de los papeles con membrete.

El impacto del cambio climático en el campo español

En medio de este caldo de cultivo, nos fijamos en el informe de COAG (PDF), firmado por Pablo Resco Sánchez, responsable de riesgos agrarios de COAG. Su motivación queda clara desde la introducción: “El cambio climático se plantea como uno de los grandes retos para la agricultura y la alimentación, dado que las consecuencias del aumento de la temperatura podrían alterar el frágil equilibrio en el que se desarrollan muchos cultivos. Este riesgo es mayor en los países del Mediterráneo, una de las regiones más afectadas por el calentamiento global, y específicamente en España, donde un 75% de su superficie sufre ya algún tipo de riesgo de desertificación”.

El informe tiene claro que eso de medir cada centésima de calentamiento no es un capricho de jóvenes que pintan en las paredes de los museos un mensaje para algunos encriptado: +1,5ºC.

“El incremento global de las temperaturas se espera que alcance los 1,5ºC respecto a niveles preindustriales sobre 2030”, recuerda el informe de COAG citando el del IPCC de 2021 que ya ha sido actualizado con peores pronósticos, y, “si no se producen profundas reducciones de las emisiones de gases de efecto invernadero en las próximas décadas, podría llegar a los 4ºC a finales del siglo XXI”.

“¿Qué efectos tendrá el cambio climático en nuestra producción agraria? ¿Cómo afectará cada grado de calentamiento a nuestros cultivos?”, se pregunta el informe a modo de introducción. Y continúa: “Aunque puedan aparecer diferencias regionales, ningún área o cultivo es inmune al calentamiento global, por lo que es importante conocer hasta qué grado se podrían ver afectadas nuestra agricultura y ganadería en distintos escenarios”.

El estudio de COAG se centra en “el olivar, el viñedo y los cereales", ya que "en conjunto ocupan más de un 50% de la superficie de cultivo y están distribuidos por gran parte de la superficie nacional". Habla de que incluso un calentamiento global de 1,5ºC "se traduciría en una bajada apreciable de los rendimientos y la calidad de la producción en las zonas actuales de cultivo" con consecuencias como que "se podría llegar a perder un 10% de la superficie más apta para vinos de calidad en España y un 80% de la superficie para variedades de olivo como hojiblanca o manzanilla en Andalucía" o que "podrían llegar a bajar en torno al 8% los rendimientos del trigo". Si se llega a un aumento de 2ºC, "los daños podrían ser muy graves".

También analiza el impacto en la dehesa de encinas de la parte occidental de Andalucía y Extremadura, por su importancia en la alimentación de la ganadería extensiva y relevancia frente a los incendios.

Todo es susceptible de ir a peor cuanta más temperatura. Con un incremento de las temperaturas medias de 2ºC, la supervivencia de la dehesa "podría peligrar", el rendimiento de cereales como el trigo podría bajar más de un 15% en algunas regiones, el viñedo de alta calidad reducirse en un 20% y la gran mayoría de las variedades del olivo reducirse exponencialmente siendo "únicamente la variedad picual la que podría mantener los rendimientos de secano en las zonas interiores". Si se llega a 2,5ºC, ni la picual se salvará de las consecuencias. En esos niveles de temperatura, la dehesa desaparecerá.

Viñedo

"España cuenta con cerca de 1 millón de hectáreas de uva para vinificación, siendo el país con la mayor superficie del mundo. Aunque el cultivo está presente en todas las comunidades autónomas, casi la mitad de la superficie vitícola se encuentra en Castilla-La Mancha". El viñedo era un cultivo tradicionalmente de secano pero "para mejorar la rentabilidad y sobre todo para reducir riesgos climáticos (sic), el regadío ha ido incrementándose en los últimos años y actualmente supone un 40% de la superficie, aunque en Castilla-La Mancha llega al 60%".

¿Cómo puede afectarle el calentamiento? Reconocen que faltan estudios pero los índices agroclimáticos ya les permiten anticipar "una disminución de un 10% o un 20% para incrementos de temperatura de 1,5ºC o 2ºC respectivamente" de las "zonas con alto potencial para vinos de calidad a mediados del siglo XXI".

Informe de COAG 'Comienza la cuenta atrás: impactos del cambio climático en la agricultura española'.

La subida de las temperaturas medias "puede adelantar etapas", afectar "principalmente al potencial de maduración de la uva e incluso al rendimiento de la vid". Al "adelantarse el inicio de la maduración, podría coincidir con periodos demasiado calurosos y diferencias de temperatura noche-día muy bajas, con pérdida de calidad y exceso de madurez y azúcares en la uva". Las olas de calor pueden incrementar la mortalidad del viñedo. Hay zonas al norte donde puede afectar más la intensificación de las heladas y especies más tempranas cultivadas en espaldera (cabernet, tempranillo o garnacha) que pueden verse menos afectadas. Si se acelera el ciclo de la planta, el momento de la polinización puede coincidir con las lluvias. Pérdida de cubierta vegetal, incendios que afecten al viñedo no solo directamente, sino por el humo que dañe la uva, plagas, son algunos de los efectos que se citan.

Cereales

El informe de COAG alerta de una "disminución media del 5% del rendimiento de los cereales a escala global por cada grado centígrado de calentamiento si no se realiza ninguna medida de adaptación", aunque con grandes variaciones según zonas. En el norte de Europa, aunque el CO2 puede inducir incrementos en los rendimientos del trigo, el calentamiento supone "un mayor riesgo de sufrir enfermedades y de pérdida de calidad por descenso de la concentración de proteínas y minerales". En el sur, donde se encuentra España y "donde la escasez de agua ya es un factor limitante de la producción agrícola, el aumento de las temperaturas y especialmente el número e intensidad de las sequías en primavera provocará una pérdida significativa de rendimiento de los cereales de invierno como el trigo. Estas pérdidas en España podrían alcanzar más de un 15% en algunas zonas respecto al histórico de 1981-2010 con un calentamiento de 2ºC".

En el caso del maíz, "el aumento de la temperatura y el descenso de las precipitaciones provocarían en Europa un descenso del rendimiento superior al 20% en toda la UE, con pérdidas de cosecha de hasta el 80% en algunos países del sur, entre ellos España, si no se pudiera mantener el riego por posibles restricciones hídricas". No solo es cosa del agua, los efectos del cambio climático en la polinización también reducirán sustancialmente los rendimientos con las repercusiones más graves de nuevo en el sur de Europa, "donde los rendimientos podrían disminuir hasta cerca de un 20% en regiones como Andalucía con un calentamiento de 2ºC". Y todo ello sin tener en cuenta otros factores como las plagas.

Olivar

"España es el país con mayor superficie plantada de olivar, con 2,7 millones de hectáreas, más del 20% de la que existe en el mundo". Se concentra "sobre todo en Andalucía, donde se encuentra un 60% del cultivo, y en mucha menor medida en Castilla-La Mancha y Extremadura".

El informe reconoce que, pese a ser también un árbol de secano, "el regadío ha crecido en los últimos años, ligado sobre todo a la expansión de los sistemas más intensivos". El fenómeno ha permitido "aumentar la producción media de aceituna hasta cerca de los 7 millones de toneladas" pero ha tenido serias consecuencias, como te contábamos en nuestra premiada investigación España intensiva.

Los efectos del calentamiento global citados por COAG se basan en el aumento de la evapotranspiración, el descenso de las precipitaciones, lo que contribuirá al aumento del déficit hídrico "hasta valores que podrían superar los límites tolerados por los olivos". Afectaría a etapas como "la floración, clave en el rendimiento final del olivo".

El informe cita un estudio "del olivar de Sierra Mágina que estimaba un descenso de la producción del 3,5% y del 7% para el olivar de regadío y secano respectivamente con un calentamiento de 1,5ºC".

El estudio se ha centrado en estos cultivos por su peso en España pero, en términos generales y citando diversos estudios, COAG enumera algunas consecuencias del cambio climático y los fenómenos extremos en el campo que ya están observando: "Los pedriscos se producen antes de lo que era habitual, tienen una mayor duración, abarcan extensiones mucho más grandes y presentan una mayor virulencia. (...) Ha aumentado la frecuencia e intensidad de la sequía, cuya incidencia podría aumentar entre 5 y 10 veces con un calentamiento superior a 1,5º o 2ºC. (...) La disminución de la cubierta vegetal por el aumento de las temperaturas y el descenso de las precipitaciones podría aumentar la erosión del suelo e incrementar más los riesgos de desertificación (ya se estiman 250.000 hectáreas en riesgo severo de erosión en España)", con pérdida de productividad y mayor necesidad de fertilizantes".

A un país formado por una Península, islas y ciudades costeras como es España le afecta además especialmente "el aumento esperable del nivel del mar", que impactará "en los sistemas agrícolas costeros", disminuyendo "el área cultivable por ejemplo para el arroz en los deltas y marismas, mientras que las intrusiones de agua de mar salina en acuíferos costeros aumentaría su salinización, perjudicando a los cultivos de regadío".

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