Hoy queremos dedicar este boletín a la importancia que los datos tienen para anticipar los eventos de la naturaleza, tanto si son completamente independientes de la acción del ser humano como si están motivados por esa acción. La importancia de monitorizar, de hacer seguimiento constante y coordinado, de dar a la ciencia los instrumentos y/o recursos para que podamos beneficiarnos de los resultados de sus análisis de datos es una lección que estamos recibiendo cada vez más a menudo.
Traemos tres ejemplos de cómo mantener o no esta filosofía puede ser crucial en la realidad que nos rodea. Anticiparse puede convertir la entrada en actividad de un volcán en un evento catastrófico pero sin pérdidas humanas que lamentar. Del mismo modo que no hacerlo o no con los medios y coordinación suficientes puede llevar a que una nueva aparición de toneladas de peces muertos en las orillas del Mar Menor sea utilizada por los políticos como un evento que pilla de sorpresa, asociado a causas de quita y pon y acabe por volver a obviar el origen del problema y a esquivar su solución.
El Mar Menor avisó: empezó a quedarse a oscuras el 19 de julio
Sobre la segunda posibilidad, la de ignorar los datos y sus alertas, os traemos una historia que publicamos hoy. La historia de un sensor que fue sumergido por el Instituto Español de Oceoanografía (IEO) a 5 metros de profundidad en la zona central del Mar Menor el 31 de mayo de este año y que fue testigo de cómo la laguna iba perdiendo la luz en esa zona hasta quedarse a oscuras a principios de agosto, dos semanas antes de que empezasen a aparecer los primeros peces y crustáceos muertos en las orillas. Cuando el sensor se sacó del agua a finales de agosto y se analizaron sus registros, el nuevo evento de mortandad masiva ya se contaba por toneladas.
La luz, como otros parámetros, podría medirse en tiempo real o al menos cada 24 horas en épocas críticas como el verano. Hay tecnología. Los diferentes organismos que estudian la laguna podrían estar coordinados, no lo están. La financiación es muy mejorable, de hecho, el IEO ni siquiera recibe un presupuesto concreto para su seguimiento del Mar Menor. Debería haber un Comité Científico coordinado y fiable, pero en 2019 hubo un abandono masivo de algunos de los científicos y científicas más relevantes entre los que formaban el Comité de Asesoramiento Científico creado en 2016 tras el episodio de sopa verde, algunos de los cuales acusaron al Comité de estar politizado. Las actas de este comité no se publican desde 2018.
Parámetros como el aumento de la clorofila o la reducción del oxígeno ya avisaban desde finales de primavera, emulando lo ocurrido en los tres episodios previos de reproducción descontrolada del fitoplancton que forman parte de la crisis del Mar Menor, iniciada en 2015.
Terremotos que anticiparon la primera fisura del volcán de La Palma
La noticia de la semana ha sido la erupción de un nuevo volcán de La Palma. En el último boletín te mostramos el aumento de la actividad sísmica hasta primera hora de la mañana. A las 15:12 hora local se produjo la salida del magma a través de dos fisuras.
En este gráfico puedes ver la evolución del llamado enjambre sísmico previo a la primera erupción. Conforme se aproximaba el momento de la erupción, los terremotos fueron más superficiales.
De momento no hay que lamentar pérdidas humanas, solo materiales. El servicio Copernicus de la Unión Europea calcula que, hasta ayer sábado, la colada de lava ha invadido 210,2 hectáreas, ha destruido 449 casas y afectado parcialmente a 45 en su camino hacia el mar. En este mapa puedes ver la colada de la lava (en color rojo) y la zona con mayor acumulación de ceniza (en color amarillo). Afecta principalmente a la parte suroeste de la isla, aunque durante el día de ayer la ceniza también afectó a la parte este, lo que provocó el cierre del aeropuerto.
Según el análisis realizado por DATADISTA, si finalmente la lava alcanza hasta la costa, podría afectar a entre 1.000 y 1.500 viviendas. Actualmente se encuentra a unos dos kilómetros de la línea de costa. En este mapa puedes observar la colada de la lava y la situación de las casas afectadas.
Aprender a convivir con el virus (y con mascarilla en interiores)
Si hay unos datos con los que nos hemos acostumbrado a convivir desde hace ya año y medio son los de la pandemia de la COVID-19. Unos datos que, con sus deficiencias y aspectos mejorables, nos han enseñado a seguir la enfermedad y a ir adaptando nuestra vida a su evolución. ¿Qué dicen esos datos actualmente?
La incidencia acumulada en los últimos 14 días se ha situado este viernes en los 69,37 casos por cada 100.000 habitantes. No teníamos un nivel tan bajo desde principios de agosto de 2020. Si la tendencia de bajada se sigue manteniendo, en una semana se podría situar en torno a los 50 casos o menos. Es el límite que marca la Unión Europea para abandonar la situación de riesgo y el objetivo desde el inicio de la pandemia. Con casi un 77% de la población en España con pauta completa, que se eleva hasta el 93,6% para los mayores de 40 años, entramos en una etapa donde hay que aprender a convivir con el virus al mismo tiempo que se realiza una desescalada ordenada de las medidas de restricción.
El problema es que aún no se ha aprobado un nuevo documento de actuaciones coordinadas a nivel estatal y cada comunidad autónoma está tomando sus propias decisiones. Lo que tienes que tener claro es que una de las últimas medidas que se eliminarán será el uso de mascarillas en interiores en espacios públicos. No está ni siquiera encima de la mesa de los responsables de salud pública.
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